“Estaba en el balcón de mi casa (creía realmente estar físicamente allí) observando las hermosas flores que lo adornaban por entonces, daban un colorido muy especial al lugar, destacaban los rosas, violetas, malvas, amarillos de diversas tonalidades... Proveniente del árbol más cercano llegaba el animado trino de los pajaritos mientras por el rabillo del ojo alcancé a ver uno de ellos que sobrevolava el lugar donde yo me encontraba. Los graznidos de las gaviotas llamaron mi atención planeaban sobre el mar, era la hora de su sustento matinal y descendían voraces para alcanzar velozmente algún pececillo despistado... Un cálido sol me acariciaba la piel...estaba disfrutando esa mañana de primavera, el intenso azul del cielo...
En eso vi acercarse desde el horizonte una gran esfera. No me extrañó, parecía como si la estuviera esperando, a medida que se iba acercando fui distinguiendo con claridad sus innumerables ventanitas triangulares. Se detuvo a medio metro de mí por lo que pude observar la sencillez de su estructura, en forma de esfera geodésica, toda recubierta de cristal o un material similar, parecía que podía albergar sólo una persona, al pensar esto encontré de lo más normal que esa persona fuera yo.
Al instante me encontraba en el interior de esa esfera, observando todo desde diversos ángulos, podía alcanzar a ver todo, ¡hasta lo que se encontraba bajo mis pies! Encajaba perfectamente en ese espacio, como un guante... Sentí a mi guía ponerse en contacto conmigo, me estaba explicando que me encontraba en mi merkaba, con él podía ir a donde quisiera, pero esta vez iríamos a un lugar que quería que yo conociera. En ese momento me empecé a desplazar, cada vez más rápido sin poder distinguir nada de mi espacio exterior, parecía estar viajando dentro de un gran túnel cuyas paredes cambiaban constantemente de forma y color.
Sin darme cuenta en qué momento, todo eso cambió me encontraba sobrevolando las calles vacías de una gran ciudad, los edificios parecían también vacíos, algunos eran de tres o más plantas pero la gran mayoría eran bajos de colores claros, habían plazas, fuentes...todo muy limpio, perfecto... giraba de aquí para allá, disfrutando de la sensación de estar volando, de estar de pie suspendida en el aire a bastante distancia del suelo "Este lugar os está esperando, llegará el día en que vendréis aquí..."empezó a decir mi guía, yo seguía observando todo, no le hice ninguna pregunta, sólo escuchaba sabiendo que lo que me estaba diciendo era cierto. Ese lugar está reservado para nosotros, ésta humanidad, y como esa ciudad hay muchas otras esperando... Sé que el resto de la información que se me transmitió aún permanece guardada, en algún momento recordaré...
En eso vi acercarse desde el horizonte una gran esfera. No me extrañó, parecía como si la estuviera esperando, a medida que se iba acercando fui distinguiendo con claridad sus innumerables ventanitas triangulares. Se detuvo a medio metro de mí por lo que pude observar la sencillez de su estructura, en forma de esfera geodésica, toda recubierta de cristal o un material similar, parecía que podía albergar sólo una persona, al pensar esto encontré de lo más normal que esa persona fuera yo.
Al instante me encontraba en el interior de esa esfera, observando todo desde diversos ángulos, podía alcanzar a ver todo, ¡hasta lo que se encontraba bajo mis pies! Encajaba perfectamente en ese espacio, como un guante... Sentí a mi guía ponerse en contacto conmigo, me estaba explicando que me encontraba en mi merkaba, con él podía ir a donde quisiera, pero esta vez iríamos a un lugar que quería que yo conociera. En ese momento me empecé a desplazar, cada vez más rápido sin poder distinguir nada de mi espacio exterior, parecía estar viajando dentro de un gran túnel cuyas paredes cambiaban constantemente de forma y color.
Sin darme cuenta en qué momento, todo eso cambió me encontraba sobrevolando las calles vacías de una gran ciudad, los edificios parecían también vacíos, algunos eran de tres o más plantas pero la gran mayoría eran bajos de colores claros, habían plazas, fuentes...todo muy limpio, perfecto... giraba de aquí para allá, disfrutando de la sensación de estar volando, de estar de pie suspendida en el aire a bastante distancia del suelo "Este lugar os está esperando, llegará el día en que vendréis aquí..."
Poco después regresé a mi balcón, me pareció mucho más breve el viaje de regreso y desperté, eran las cinco de la mañana. Permanecía muy vivida en mí la sensación de estar desplazándome en mi merkaba, como había llamado mi guía a esa esfera. No dudé ni por un momento de la veracidad de mi experiencia. Hay cosas que no se pueden explicar, pero no por ello son menos ciertas...”